
Plan de cuidados centrados en la persona: el nuevo enfoque en geriatría
Durante décadas, los servicios geriátricos han seguido un enfoque más clínico y estandarizado. Sin embargo, en los últimos años ha ganado protagonismo un modelo mucho más humano y personalizado: el plan de cuidados centrados en la persona. Este enfoque transforma por completo la manera en que entendemos el cuidado de los mayores, poniendo en el centro no solo su salud, sino también sus deseos, historia de vida, valores y autonomía.
En este artículo te explicamos qué es, cómo se aplica y por qué está revolucionando el sector geriátrico.
¿Qué significa “cuidados centrados en la persona”?
El modelo de cuidados centrados en la persona (CCP) parte de una idea fundamental: cada persona es única. Por eso, no basta con cubrir sus necesidades físicas o médicas. Es necesario comprender quién es ese individuo, cómo ha vivido, qué le importa, qué le gusta y cómo quiere ser cuidado.
Este enfoque se basa en pilares como:
- La dignidad y el respeto a la identidad de la persona.
- La participación activa en las decisiones sobre su cuidado.
- La personalización del entorno y las rutinas.
- La empatía y la escucha activa por parte del personal asistencial.
Aplicación práctica en residencias y hogares
Implementar un plan de cuidados centrados en la persona implica cambios en todos los niveles, desde la organización del centro hasta la actitud del equipo profesional.
Algunas prácticas comunes son:
- Elaborar un plan de vida personalizado, que recoge las preferencias, hábitos, historia y valores del residente.
- Adaptar horarios y actividades según los ritmos y gustos de cada persona, evitando la rigidez institucional.
- Fomentar la autonomía, incluso en tareas pequeñas como elegir la ropa, participar en la decoración o decidir a qué actividades asistir.
- Crear unidades de convivencia pequeñas, donde se favorezca la interacción humana y un ambiente hogareño.
- Incluir a la familia en el proceso de cuidado y en la toma de decisiones importantes.
Ejemplo real: cómo cambia la experiencia de un residente
Pensemos en Carmen, una mujer de 84 años que siempre fue profesora de literatura y ama la música clásica. En lugar de asignarle una rutina estándar, en un modelo centrado en la persona se diseñaría un día a día que incluya lecturas, escucha de música, actividades relacionadas con sus intereses, y un entorno que respete sus tiempos.
Este enfoque no solo mejora su estado de ánimo, sino que reduce el deterioro cognitivo, mejora su adherencia a tratamientos y fortalece su sentido de identidad y propósito.
Beneficios del enfoque centrado en la persona
Los resultados observados en centros que aplican este modelo son muy positivos:
- Mayor satisfacción de los usuarios y sus familias.
- Reducción de la agitación, depresión y uso de medicación.
- Mejora del clima laboral, al implicar emocionalmente a los profesionales en el cuidado.
- Mayor autonomía y participación de los mayores.
Además, se reduce la rotación de personal y se promueve un estilo de trabajo más humano y motivador.
Retos para su implementación
A pesar de sus beneficios, adoptar este enfoque implica varios desafíos:
- Cambiar la cultura organizacional de centros tradicionales.
- Ofrecer formación continua a todo el personal.
- Dedicar más tiempo a conocer a cada usuario, algo difícil en entornos con alta demanda y pocos recursos.
- Adaptar los espacios físicos para que sean más personales y menos institucionales.
El cambio no se logra de un día para otro, pero cada paso cuenta para mejorar la experiencia de vida de las personas mayores.